¡Rompamos paradigmas juntos!
Qué pensaría si le digo que usted tiene sesgos inconscientes? Puede que automáticamente piense “no, no los tengo” y hasta le ofenda esa afirmación; como también es posible que los reconozca y opine que no está mal tenerlos; o tal vez simplemente me pregunte qué es un sesgo inconsciente.
¿Y si le digo que hay solo un paso entre tener sesgos inconscientes y fomentar la inequidad, porque estos pueden estar cargados de paradigmas, prejuicios, sexismo y mucho más? Posiblemente ahora sí se inquiete un poco y quiera saber más, ya que no le gustaría ser un promotor de la inequidad, ni aunque fuera de manera inconsciente.
Los sesgos inconscientes, también conocidos como sesgos implícitos, son las actitudes y estereotipos profundos que las personas atribuimos inconscientemente a otra persona o grupo de personas; es decir, algo que hacemos en “piloto automático”. Los seres humanos definimos a las personas, animales u objetos según lo que se nos ha enseñado o lo que hemos captado por las percepciones básicas. Esto significa que nos basamos en prejuicios, que son enemigos de la diversidad. Y el mayor peligro es que no tenemos consciencia de lo inconscientes que somos.